Alternancia
– Revista de Educación e Investigación
www.revistaalternancia.org
ISSN:
2710 - 0936 | ISSN-L: 2710 – 0936
Vol. 4.
No. 7 | Enero - junio 2022 | Páginas 105 – 115
La
biografía escolar: experiencias de formación de un profesor de Educación Física
The school biography: training experiences of a Physical Education
teacher
Cristian
David Rodríguez Piñero
cristian.rodpi@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-6401-5701
ISEF
27 “César S. Vásquez”, Santa Fe, Argentina
Recibido:
abril de 2022 / Arbitrado: mayo 2022 /
Aceptado: junio 2022 / Publicado en julio 2022
RESUMEN
El
presente ensayo desarrolla un viaje en el tiempo a través de la biografía
escolar como un relato de
experiencias en las
que inicia por
la trayectoria formativa
desde niño hasta
la obtención de
la titulación como
Licenciado en Educación
Física. El ensayo
dialoga con las
teorías de diversos
autores en relación
a la temática
de la biografía
escolar, narrando hechos
vividos en los
niveles escolares inicial,
primario, secundario y
universitario, destacando la
influencia de los
profesores que el autor fue teniendo a lo largo de su vida escolar y
académica, concluyendo en que los mismos son influencias fundamentales a lo
largo de la vida y que estos son muchas veces relevantes en la formación que
tiene un docente a lo largo de su trayectoria académica.
Palabras
clave: Biografía
Escolar; Educación; Formación Docente; Profesorado de Educación Física
ABSTRACT
This essay in which the author develops a journey through time about his school biography as an account of experiences in which he begins with his formative
trajectory
as a child until obtaining his Bachelor degree as Physical Education teacher. The essay
dialogues with the theories of various
authors in relation to the theme
of school biography, narrating various events that occurred at the kindergarden, primary, high school and university, highlighting the influence of the teachers that the author
was having throughout his life.their school and academic life, concluding that they are fundamental influences throughout life and that these are an influence on
the training that a teacher has throughout his training career.
Keywords: Education;
Physical Education teachers; School Biography; Teacher’s training
INTRODUCCIÓN
Andrea
Aillaud (2002) define a la biografía escolar como un
conjunto de experiencias
vividas, apreciaciones y
representaciones durante la
etapa escolar teniendo
como protagonista principal, el
bagaje de experiencias de
lo vivido, experimentado durante
toda esa trayectoria formativa, adquiriendo
la misma un
significado para el sujeto.
Las
experiencias que tenemos
como alumnas y
alumnos en nuestras
trayectorias escolares son
en mayor o
menor medida hechos a partir de los cuales iniciamos la
tarea de reflexión que
compone y configura
a una biografía escolar.
Trabajando de este
modo se reconstruye la
experiencia de una manera significativa, descubriendo los significados de la actuación
de la escuela en las propias vidas (Rivas y Leite,
2013).
En este
trabajo, a través
de un viaje
introspectivo, desarrollo la
trayectoria vivida a
lo largo de
mi propia biografía
escolar, iniciando esta
odisea en el año
1992 con los
primeros recuerdos en
el paso por el nivel
inicial, para luego
atravesar el primario,
secundario, la formación superior de
profesorado y concluyendo con la graduación en los estudios universitarios
como Licenciado en Educación Física hacía el año 2013.
Esta búsqueda de
construcción de biografía escolar, es un ejercicio que
permite al docente reflexionar
sobre la propia trayectoria escolar-académica e
intentar comprender la historia
personal por medio de la
diversidad de experiencias
en su recorrido
por el sistema
educativo. La propuesta de
escribir una biografía
escolar insta a
los alumnos a actualizar viejos
recuerdos, a traer al presente momentos
significativos (Aiello, Iriarte, Sassi, 2011).
Es menester
destacar la subjetividad
que caracteriza a
una biografía escolar,
ya que la misma es resultado de lo que una persona
percibió e interpretó
a lo largo
de diversas etapas
en las que
transitó a través
de su formación
en los diversos
niveles escolares y
de formación superior.
Hay una importante
influencia en lo
relatado de cuestiones
que tienen que ver
con la edad
en la que
fueron vividas e interpretadas
estas experiencias y el cómo estas fueron configurando al individuo.
DESARROLLO
Cuando
hablamos de
biografía escolar, es
inevitable referenciar a
la formación, ya
que la misma
acompaña a nuestra
vida escolar-académica en
todo su recorrido. Entonces ¿Qué es la formación? La formación
tiene relación con
la forma. Formarse
es adquirir una
cierta forma. Una forma
para actuar, reflexionar y
perfeccionar esta forma. Formarse es
“ponerse en forma”,
como el deportista que se pone en forma. La formación
es entonces completamente
diferente de la
enseñanza y del
aprendizaje. O sea
que la enseñanza
y el aprendizaje
pueden entrar en
la formación, pueden
ser soportes de
la formación, pero
la formación, su
dinámica, este desarrollo
personal que es
la formación consiste
en encontrar formas
para cumplir con ciertas tareas para ejercer un oficio,
una profesión, un trabajo,
por ejemplo. (Ferry, 1997, pp.
53-54). Ferry concibe la
formación como un trayecto que
atraviesan los maestros y profesores, durante
el que transitan
por diferentes experiencias e
interactúan con diversos
cuerpos de conocimientos, enfoques
y personas. Para
el autor, todas
estas experiencias son
formativas y, por
eso, la preparación
profesional no puede
explicarse a partir de una sola
de ellas.
Rememorando
los inicios de mi formación de nivel inicial, aparecen en mi mente algunos
recuerdos algo borrosos, en los que recuerdo cómo disfrutaba de
las diversas propuestas
lúdicas-recreativas que caracterizan
a esta etapa
educativa, entre ellos,
talleres que nos
enseñaban cocina, dibujo y otros juegos.
Mis recuerdos
más consolidados de
la etapa escolar
comienzan en la
educación primaria. Corría el
año 1994 y comenzaba mis estudios primarios en el Colegio Salesiano Don Bosco,
en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina. La vida llevó a mi familia
a vivir en la
Patagonia, Argentina, temporalmente
por motivos laborales de mi
padre. Recuerdo como si no fuese hace tanto tiempo el primer día de clases, mi padre
Roberto me acompañó,
la maestra que tenía en ese
entonces, Mercedes se presentó y
nos contó un
poco sobre la
escuela y dándonos
una cordial bienvenida.
Al entrar al
aula de primer
grado, mi padre
acomodó mi mochila
colgándola de la
silla a mis espaldas, una
de las pocas
veces que recuerdo
a mi padre
acompañándome a la
escuela. En los
siguientes años de
la escuela adoptaría
esta forma de
colocar la mochila
en la silla al ingresar en cada aula dónde tuve clases.
Los cambios
de etapas siempre
han sido procesos de adaptación en mi vida. El ingreso
a primer grado
fue una nueva
experiencia, comenzando la
vida escolar en
una ciudad desconocida
hasta ese entonces.
Recuerdo los inviernos
nevados subiendo o
bajando las escaleras
con mucha precaución
porqué estaban congeladas
por el hielo.
Allí en Bariloche
tuve la oportunidad
de hacer algunos amigos, con quienes, a lo largo de
los años, mantuve contacto por medio del correo postal cuando
regresé a vivir
a la ciudad
de Santa Fe,
enviando con entusiasmo
cartas a la
Patagonia a dos
amigos que hice
allá. La alegría que
generaba recibir una
carta en aquellos
tiempos desde un
lugar tan lejano
era indescriptible. Poder seguir
comunicados por correo
a pesar de
estar viviendo a
casi dos mil
kilómetros de distancia,
era la forma
de mantener la
amistad. Luego de
diez años, cuando
volvimos de vacaciones
a visitar la
ciudad de Bariloche, pude reencontrarme con estos dos amigos en el
verano del 2004.
Esta escuela
se caracterizaba en
aquellos años por
tener mucha disciplina
y organización. Recuerdo como
cuando tocaba el timbre, los alumnos de séptimo grado eran quienes se
encargaban de cerrar
las puertas de los baños para que los alumnos suban a sus
respectivas aulas a
seguir con sus
clases. En este
Colegio, los alumnos
al tocar el
timbre del recreo,
volvían solos a
sus aulas, sin
que la maestra
o el maestro
los vaya a
buscar, se formaba
al alumno desde
pequeño en la
autonomía.
Birgin (1999) sostiene
que tanto la
escolarización como el
trabajo docente tal
como los conocemos
hoy en día
son construcciones históricas, que
justamente dan cuenta
de modos de
gobierno. Es en
la organización de
la escolarización y
la pedagogía donde
se configura un
campo social en el que toma forma el gobierno de los individuos (pp.
221, 222).
Años después, al
regresar a vivir
a la ciudad de Santa Fe, noté diferencias entre
mi escuela de Bariloche y la nueva escuela en la que continuaría
mis estudios primarios. Aquí los alumnos eran menos independientes,
y al tocar el timbre
del recreo, esperaban
a que su maestra los vaya a buscar y los lleve de
la mano formando una
fila de niños
y otra de niñas
hasta el aula. Por otro lado,
la escuela de
Bariloche era una
entidad educativa a
la que solo asistían alumnos
varones, al llegar a Santa Fe, la escuela donde me matriculé para continuar mis
estudios era mixta,
es decir, asistían varones y mujeres. Es en esta
escuela de la ciudad
de Santa Fe,
donde continuaría mis
estudios primarios y
secundarios, donde también
haría amigos con
los cuales al
día de hoy
aún mantengo el
vínculo, a pesar
de que la vida laboral y
académica nos distanció viviendo en diferentes
ciudades, pero viéndonos de tanto en tanto.
En la
escuela primaria Sagrada
Familia, conozco a
mi profesor de
Educación Física, el “profesor Carlitos”. Carlitos era un
profesor muy querido en
la escuela, quien estaba
en sus primeros
años de docencia
en aquel entonces.
Este profesor, siempre lo
tuve presente porque
además de tener
gratos recuerdos de sus clases
de Educación Física y de que junto a mis compañeros esperábamos la hora
de Educación Física
con ansías, él
fue el profesor
de Educación Física
que tuve desde
segundo grado de
la escuela primaria,
hasta finalizar la
educación secundaria. La imagen que
me quedó de
este profesor es muy
positiva. Este docente nos tuvo desde los primeros años, hasta que en el cuarto
grado se separaba a varones y mujeres para las clases de educación física,
hasta llegar al
último año del secundario. En
ocasiones la profesora Viviana, hermana del
profe Carlitos, juntaba
los grupos de varones y mujeres para realizar Educación Física,
especialmente los días
de lluvia, en los que
realizábamos las actividades en el único
patio cubierto que
disponía la institución educativa.
Corría marzo
del año 2001,
momento en que comienzo a transitar la escuela
secundaria, aquí el país estaba sumergido en un contexto económico y social
realmente complejo. Tanto mis compañeros como yo, pudimos ver cómo en nuestros
hogares repercutió la crisis, quizás éramos
niños que no
teníamos demasiadas carencias
a nivel material,
dejando de lado
cosas superfluas que quizás todo niño anhela, pero sin
ir más lejos
veíamos como nuestros
padres pasaban de ir al supermercado y poder acceder a ciertos productos
con facilidad a
tener que llevar
menos de la
mitad de las
cosas que se
llevaban anteriormente por
la desestabilidad económica de ese
momento.
Volviendo al
contexto escolar, esta
fue una etapa
de grandes cambios
a nivel físico y
emocional, tanto así
que en la
clase de educación
física el profesor
Carlitos, nos tomaba diversos test que medían condiciones
físicas, así como
también nos medían
y pesaban. Yo pasé de medir 1.67
mts., mientras cursaba el primer año del secundario
en 2001, a medir 1.86 mts. cuando ingresé a
segundo año del secundario luego
de las vacaciones de verano, habiendo quedado muy delgado y alto. Es aquí
cuando varios conocidos y profesores me incentivaban a
practicar basquetbol, el
profesor Carlitos me
invitaba a iniciarme
en el rugby,
ya que él
era entrenador de
Santa Fe Rugby
Club un equipo
de la ciudad.
Fue un día
cuando estaba practicando
natación en el
club Gimnasia y
Esgrima de Santa
Fe, cuando hablando
con un hombre
que realizaba atletismo en
categoría veteranos me mencionó acerca de un club de atletismo que
entrenaba a atletas
adolescentes en diversas
disciplinas en el
Centro de Alto
Rendimiento Deportivo de
Santa Fe. Es
allí cuando charlando con él decido un día a mis 16
años recién cumplidos iniciarme
en la práctica
deportiva del atletismo.
Aquí conozco a mi entrenador,
Gabriel Cipolatti, Licenciado
en Educación Física
profesor del ISEF
27 “César Vásquez” de la ciudad de Santa Fe, Argentina;
entrenador de atletismo
en aquel entonces,
quién me formó como deportista hasta llegar años después
a lograr coronarme
como campeón nacional
en categorías sub
20, sub 23 y una copa nacional en categoría mayores
en la disciplina de salto en alto y estar becado por la
provincia algunos años
por los logros
deportivos obtenidos a nivel nacional.
Desde la
escuela secundaria es
posible fomentar diversas estrategias y
actividades como lo pueden
ser la participación
en juegos inter
escolares o la
visita a diversos
eventos deportivos en
la ciudad o
cercanías a los
fines de poder conocer
los diversos deportes
que pueden practicar
en el barrio o en la ciudad.
(Rodríguez Piñero, 2021, p.59)
Pasaron dos
años de mi
escolarización secundaria en los
que tuve la oportunidad de vivenciar
y disfrutar el
deporte del atletismo,
así como también de viajar a distintas ciudades para diversas
competencias como atleta
federado. Se acercaba el final de mi etapa de estudiante de
secundaria, y todos
estábamos viendo qué
carrera seguir, la
opción que más
resonaba en mi
cabeza era estudiar
el profesorado de
Educación Física. Sin lugar
a dudas que la práctica del
atletismo y el profesor que tenía como
entrenador de atletismo
tuvieron mucho que
ver con la
decisión, creo que
él fue una
buena influencia para que
continúe mis estudios
en el profesorado,
ya que lo
veía a él
como una persona
muy profesional, capacitada
y responsable. “Es frecuente escuchar en
la sociedad y
también dentro del
colectivo docente las
expresiones trabajo docente,
actividad docente, oficio docente; pero
es bastante poco
común asignar a nuestra tarea
la expresión profesión docente”
(González de Álvarez,
M. L., 2014,
p. 23). Este profesor desde
mi perspectiva de
un joven de
18 años que
finaliza sus estudios secundarios
y está por
comenzar una carrera,
era un gran
profesional, no solo
sabía enseñar, sino que tenía muchos recursos teóricos y
prácticos para poder
transmitir los conocimientos, además de que era muy bueno
realizando las demostraciones de los diversos gestos técnicos de las disciplinas
atléticas.
En
febrero de 2006, comienzo las pruebas de ingreso al
ISEF 27 “Cesar
Vásquez” de la
ciudad de Santa
Fe. Aquel año
comienzo a conocer
más de cerca
la carrera que
había elegido y
a descifrar de
qué se trataba
el Profesorado de Educación
Física. Ese Instituto por
el que tantas
veces había pasado
por al lado yendo a practicar fútbol a la escuela de
fútbol del Club
Colón o cuando
ingresaba al Centro
de Alto Rendimiento
que queda al
lado para entrenar
con atletismo; ahora ese Instituto
pasaba a ser mi nueva
casa de estudios.
Durante el
tiempo que transité
como estudiante del Instituto, pude ver
como sostiene el
autor Gómez (2005)
el modelo centrado
en la enseñanza
disciplinar. En este modelo, la
trayectoria de los
alumnos, el tipo
de interacciones sociales
está fundamentalmente centrado
en el acto
de transmisión de los
conocimientos disciplinares que
poseen los profesores,
concebidos como expertos en la materia.
En el
caso de la
Educación física, estos
exámenes incluyen la
realización de pruebas
de rendimiento físico
en los cuales
la aprobación se obtiene a
partir de alcanzar un estándar de tipo motométrico, en segundos,
metros, o bien
un estándar de
tipo estético. Ocasionalmente estos
van acompañados de
exigencias de conocimientos
metodológicos referidos a los
contenidos en cuestión.
Esto era
muy visible en el ISEF hace algo más de una década atrás en dónde en la mayoría
de materias cuyos contenido principales eran deportes, al
momento de ser
evaluados por los
diversos catedráticos en
el desempeño práctico,
muchas veces sucedía
algo que se
repetía una y
otra vez: Se
priorizaba realizar ejecuciones
en ciertos tiempos
y con una
cierta calidad de ejecución que no todos iban a lograr y no por ello
significaría que seríamos capaces o no
de enseñar ese
contenido o metodología en el futuro a nuestros alumnos
una vez que
estemos graduados como
profesores de Educación
Física. En mi
caso no tuve
mayores problemas por
ejemplo con las
diversas disciplinas del
atletismo y la
natación en cuanto
al desempeño práctico,
ya que eran
deportes que había
practicado durante varios
años, pero si
me costaba por
ejemplo las destrezas
gimnásticas en suelo,
debido a mi
contextura espigada de
1.90 metros de estatura, siendo
que los gimnastas son personas de
estatura baja por
lo que tienen
mayor dominio corporal
para este tipo
de destrezas. Aquí se
nos exigía a
todos por igual
en cuanto a
las destrezas físicas,
incluso sabiendo que no todos podrían lograr ejecutarlo dadas
las particularidades físicas
de cada individuo.
Según Aguerrondo
y Vezub (2011) en
la Argentina podemos
ver que muchos
de los Docentes
que dictan clases
en el Nivel
Superior, se han
formado en los
Institutos Superiores de
Formación Docente. Es decir que gran
parte de quienes
dictan clases en
dichos Establecimientos, están
formando a estudiantes
que van a
obtener títulos del
mismo nivel de quienes los están preparando. Además, podemos ver
que hay muchas
veces una “secundarización” de
los Institutos de
Formación Docente, entendiendo a
este fenómeno como
una degradación de
la calidad educativa
en la que
pareciera que los
estudiantes continúan formándose
en una escuela
secundaria en lugar
de en una
Universidad. A raíz de ello se ve una caída del nivel académico,
condición de relevancia para que estas casas de formación docente puedan tener
egresados preparados.
En mi
experiencia personal, pude ver cómo muchos docentes del Instituto hacían
hincapié en aquellos tiempos
en la consolidación
de una buena
ejecución práctica a
nivel motriz y
no reforzaban mucho
en los contenidos
relacionados con la teoría, es decir, uno sabía cómo era
el ejercicio, quizás
hasta lograba realizarlo
y demostrarlo a
los alumnos, pero
no tenía la
suficiente formación académica-pedagógica desde
lo teórico para
respaldar este conocimiento
adquirido.
A lo
largo del cursado
del profesorado pude
ir cambiando la
imagen o idea
que tuve inicialmente
sobre la carrera,
sobre los profesores de educación física. Algunos
autores como Schemp y Graver (1993)
identifican dicho proceso con cuatro secuencias, de entre las cuales, es
preciso insistir en que, en los dos primeros
momentos, tienen una
importancia singular las
creencias previas:
a)
Previo a la formación inicial
b)
Durante la formación inicial
c)
Durante las prácticas de Enseñanza
d)
Posteriormente en su formación permanente como maestro.
Previo a
la formación inicial, en
mis últimos años
de secundaria, pensaba
que para ser
profesor de educación
física había que
ser un buen
deportista y que
esto era necesario
para poder transitar
por esta carrera
exitosamente. Quizás haya
tenido influencia en
este pensamiento el
haber escuchado
lo que muchos
atletas que conocí
a lo largo
de la participación
de diversos torneos y viajes de atletismo contaban acerca
de la
carrera del profesorado
de Educación Física. Entre la gente del ámbito del
atletismo en aquel entonces, había muchos estudiantes de Educación
Física. Por otro
lado, antes de
ingresar a estudiar
esta carrera, muchas
personas cuando preguntaban acerca de qué pensaba estudiar luego de
terminar la escuela secundaria, desaconsejaban estudiar la misma por motivos
como: “Te vas a morir de hambre”, “Ganan muy mal los profesores, ¿sabías?” o “a
vos te
da la cabeza
para estudiar algo
mejor que eso”
“¿vas a encontrar
trabajo después como profesor de Educación Física?”. Sin
lugar a dudas que
ante este tipo
de planteos, un
joven de 18 años se replantea si vale la pena mantenerse firme en el
camino elegido.
Durante el
transcurso de la
formación inicial logré (o al
menos creí) comprender en qué
consistía realmente el
profesorado, así como
también pude observar
que en varias materias
coincidían algunos métodos
de enseñanza para los diversos
gestos deportivos, tradicionalmente la enseñanza metodológica siempre tenía
la particularidad de
organizar los contenidos didácticos yendo
en los procesos de enseñanza de lo más simple a lo
más complejo.
Un
momento en el que mi manera de ver la carrera cambió,
fue cuando al
comenzar el cursado
del último año,
había llegado el
momento de realizar
las prácticas docentes
de Educación Física
en el nivel
primario. Hasta ese
entonces, no tenía
experiencia en la
conducción de grupos,
ya que no
había trabajado en colonias de
vacaciones o clubes deportivos
previamente. Las primeras
clases como practicante
en la escuela
primaria representaron un
gran desafío, en
las que no
me sentía capaz
de superar esta
práctica docente, sobre
todo cuando comparaba
el grupo de
mi compañero de
prácticas con el
mío y veía
que él que si tenía
experiencias previas y que le
habían asignado un
grupo bastante fácil de llevar y
con buena conducta, a mí me
habían asignado un
grupo muy numeroso
y caracterizado por
niños y niñas
con frecuentes problemas
de disciplina. Con el tiempo pude superar este desafío y
clase a clase ir mejorando gracias a la ayuda y apoyo de mi
compañero y de
un profesor que
me orientó y aconsejó para
mejorar en el manejo de grupos y el trabajo en la escuela primaria.
Según Delorenzi (2008) históricamente, la práctica docente en la formación inicial
se ha caracterizado por una definición diferente, en el
sentido que era
considerada como el
ámbito de aplicación
de lo aprendido
a lo largo de varios años de formación
disciplinar. Esto
suponía
implícitamente considerar a
la práctica docente, a la residencia
pedagógica, como un apéndice
de la formación
teórica previa, sin mayor espacio
para la construcción progresiva y reflexiva.
Asimismo, se llevaban a
cabo sin relación
previa con los
contextos institucionales y
áulicos, en los cuales tendría lugar la acción. Esto es lo que Edelstein y
Coria (1995) denominan impronta
formal por la ausencia del cotidiano
escolar como espacio
en el que
las prácticas se
despliegan. Esto es
muy notorio en
las carreras de
profesorado, sobre todo
cuando los estudiantes
vienen de tres
o cuatro años
continuos de cursado
en caso de
llevar sus carreras
al día, y
al llegar al último año
de la carrera
se topan con
la realidad escolar, la cual
muchas veces difiere de la realidad
que vivieron estos
estudiantes escasos años
antes cuando transitaron
los niveles primario y
secundario.
En mi
formación permanente como
maestro, puedo afirmar que ya habría pasado por una etapa determinante
que fue la de las prácticas
de pedagógicas. Ahora me
tocaba tener a
cargo grupos de
niños y jóvenes,
en dónde estaría
solo y la
responsabilidad de ello
era mayor, sobre
todo siendo un
joven de 22
años cuando comenzaba
mis primeros reemplazos
como profesor de
Educación Física. Este período de
mi carrera docente
se caracterizó por
las continuas formaciones, cursos, capacitaciones continuas y por el
inicio del cursado de
la Licenciatura en
Educación Física en la
Universidad Nacional de Rosario.
La pedagogía
universitaria se la
puede clasificar en
tres grandes períodos:
el enciclopedismo, donde vemos
a la clase
magistral, sin pedagogía, el didactismo, donde la dimensión pedagógica
adquiere un auge, se le da gran importancia a la organización de la clase,
evaluar rendimiento, el aprendizaje, etc. y
la tecnología, con
sistemas de enseñanza
a distancia, la
calidad y la
eficacia son las nuevas categorías de análisis y
evaluación, se destaca la aparición del uso del “powerpoint”
por ejemplo en las clases. (Menin, 2011).
En mi
generación, el powerpoint en
las aulas universitarias fue
moneda corriente, de hecho, muchas veces
los docentes accedían
a enviar por
mail los powerpoints a
los fines de que
podamos utilizarlos como
guía o referencia
para el estudio o
repaso de las
cátedras.
La última
etapa de esta biografía escolar, se corresponde a
la decisión de
continuar en la
senda de la
formación continua. Una vez
graduado de Licenciado en Educación Física en la Universidad Nacional de
Rosario en el año 2013, me dije
a mí mismo:
“no estudio nunca
más”. Años después, en
2019 logré ingresar
a la carrera
de posgrado de
Maestría en Educación Física y Deporte en la Universidad
Nacional de Avellaneda, Argentina. La
decisión de continuar estudiando un posgrado tuvo que
ver con la
necesidad de formarme
desde lo académico
considerando esto relevante debido a que habían pasado varios
años fuera de
las aulas universitarias. Esta
formación académica, en la cual actualmente estoy en
proceso de desarrollo
de la tesis
para lograr la pos graduación, me
permitió no solo
reforzar algunas cuestiones
teóricas, sino también adquirir
conocimientos respecto de la vinculación
entre la Educación
Física y el Deporte como categoría social (el deporte
como espectáculo, como
competición, su rol
en el mercado,
su regulación y
normativa, su relación
con el Estado)
así como la
manera en que el
deporte
afecta y es
afectado por otras
categorías sociales, tales
como el género,
la etnia, la
sexualidad y las
clases sociales. Esta Maestría ha
promovido en mi
persona el pensamiento crítico y constructivo de la
enseñanza como profesión.
Durante mis estudios de
maestría surgieron diversas
oportunidades de desarrollarme en el campo de la investigación y en la
escritura de textos académicos, los cuales
he ido publicando
en diversas revistas
académicas de Educación,
Educación Física y Deporte.
ALGUNAS
CONCLUSIONES
La biografía
escolar es un
proceso por el
cual los docentes
atraviesan y que
definitivamente los configura
y determina con sus
buenas y malas
experiencias, aprendiendo de
ellas y formándose
como personas y
profesores. Esto puede
llegar a llevar al docente a proponerse como objetivo
personal en la
carrera docente aspirar
a ser los profesores que hubiesen querido tener a
lo largo de su propia trayectoria.
Sin dudas
que los profesores de Educación Física con
los que el
autor tuvo contacto
a lo largo
de su vida
escolar y deportiva,
influenciaron directa o
indirectamente en la decisión
por la elección
de esta carrera,
especialmente los entrenadores
de diversos deportes como
el caso del
docente de atletismo
que acompañó la
formación deportiva y educativa
del autor.
Es
relevante aclarar que la narración de una biografía escolar tiene
un gran componente
subjetivo, el cual
es posible que
pueda ser procesado de diversas formas por una misma
persona dependiendo la
etapa académica o
de la vida
desde la cual
desarrolla y enfoca
este proceso auto reflexivo.
Por
último, es menester a lo largo de toda carrera docente la
formación continua, por lo que
como profesores debemos
aspirar a mantenernos
en la actualización
constante, tanto de
saberes como de
métodos de enseñanza
para estar preparados
para las demandas
y problemáticas actuales
en las que la educación se ve inmersa.
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