Alternancia – Revista de Educación e Investigación

www.revistaalternancia.org

ISSN: 2710 - 0936 | ISSN-L: 2710 – 0936

Vol. 4. No. 7 | Enero - junio 2022 | Páginas 105 – 115

 

 

La biografía escolar: experiencias de formación de un profesor de Educación Física

The school biography: training experiences of a Physical Education teacher

 

Cristian David Rodríguez Piñero

cristian.rodpi@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0001-6401-5701

ISEF 27 “César S. Vásquez”, Santa Fe, Argentina

 

Recibido: abril de 2022  /  Arbitrado: mayo 2022  /  Aceptado: junio 2022  /  Publicado en julio 2022

 

 

RESUMEN

El presente ensayo desarrolla un viaje en el tiempo a través de la biografía escolar como un relato de  experiencias  en  las  que  inicia  por  la  trayectoria  formativa  desde  niño  hasta  la  obtención  de  la  titulación  como  Licenciado  en  Educación  Física.  El  ensayo  dialoga  con  las  teorías  de  diversos  autores  en  relación  a  la  temática  de  la  biografía  escolar,  narrando  hechos  vividos  en  los  niveles  escolares  inicial,  primario,  secundario  y  universitario,  destacando  la  influencia  de  los  profesores que el autor fue teniendo a lo largo de su vida escolar y académica, concluyendo en que los mismos son influencias fundamentales a lo largo de la vida y que estos son muchas veces relevantes en la formación que tiene un docente a lo largo de su trayectoria académica.

 

Palabras clave: Biografía Escolar; Educación; Formación Docente; Profesorado de Educación Física

 

ABSTRACT

This  essay  in  which  the  author  develops  a  journey  through  time  about  his  school  biography  as  an  account  of  experiences  in  which  he  begins  with  his  formative  trajectory  as  a  child  until  obtaining  his Bachelor degree as Physical Education teacher. The essay dialogues with the theories of various authors in relation to the theme of school biography, narrating various events that occurred at the kindergarden,  primary,  high  school  and  university,  highlighting  the  influence  of  the  teachers  that the author was having throughout his life.their school and academic life, concluding that they are fundamental influences throughout life and that these are an influence on the training that a teacher has throughout his training career.

 

Keywords: Education; Physical Education teachers; School Biography; Teacher’s training

 

INTRODUCCIÓN

Andrea Aillaud (2002) define a la biografía escolar  como  un  conjunto  de  experiencias  vividas,    apreciaciones    y    representaciones    durante   la   etapa   escolar   teniendo   como   protagonista      principal,      el      bagaje      de      experiencias   de   lo   vivido,   experimentado   durante    toda    esa    trayectoria    formativa,    adquiriendo  la  misma  un  significado  para  el sujeto.  Las  experiencias  que  tenemos  como  alumnas  y  alumnos  en  nuestras  trayectorias  escolares   son   en   mayor   o   menor   medida   hechos a partir de los cuales iniciamos la tarea de  reflexión  que  compone  y  configura  a  una biografía  escolar.  Trabajando  de  este  modo  se reconstruye la experiencia de una manera significativa, descubriendo los significados de la actuación de la escuela en las propias vidas (Rivas y Leite, 2013).

En   este   trabajo,   a   través   de   un   viaje   introspectivo,  desarrollo  la  trayectoria  vivida  a  lo  largo  de  mi  propia  biografía  escolar,  iniciando  esta  odisea  en  el  año  1992  con  los  primeros  recuerdos  en  el  paso  por  el  nivel  inicial,   para   luego   atravesar   el   primario,   secundario,     la     formación     superior     de     profesorado y concluyendo con la graduación en los estudios universitarios como Licenciado en Educación Física hacía el año 2013.

Esta     búsqueda     de     construcción     de     biografía escolar, es un ejercicio que permite al   docente   reflexionar   sobre   la   propia trayectoria    escolar-académica    e    intentar    comprender la historia personal por medio de la  diversidad  de  experiencias  en  su  recorrido  por  el  sistema  educativo.  La  propuesta  de  escribir   una   biografía   escolar   insta   a   los   alumnos a actualizar viejos recuerdos, a traer al  presente  momentos  significativos  (Aiello, Iriarte, Sassi, 2011).

Es  menester  destacar  la  subjetividad  que  caracteriza  a  una  biografía  escolar,  ya  que  la misma es resultado de lo que una persona percibió  e  interpretó  a  lo  largo  de  diversas  etapas  en  las  que  transitó  a  través  de  su  formación  en  los  diversos  niveles  escolares  y  de  formación  superior.  Hay  una  importante  influencia  en  lo  relatado  de  cuestiones  que tienen  que  ver  con  la  edad  en  la  que  fueron  vividas e interpretadas estas experiencias y el cómo estas fueron configurando al individuo.

 

DESARROLLO

Cuando  hablamos  de  biografía  escolar,  es   inevitable   referenciar   a   la   formación,   ya  que  la  misma  acompaña  a  nuestra  vida  escolar-académica    en    todo    su    recorrido.    Entonces ¿Qué es la formación? La formación tiene   relación   con   la   forma.   Formarse   es   adquirir  una  cierta  forma.  Una  forma  para  actuar, reflexionar y perfeccionar esta forma. Formarse  es  “ponerse  en  forma”,  como  el  deportista que se pone en forma. La formación es  entonces  completamente  diferente  de  la  enseñanza  y  del  aprendizaje.  O  sea  que  la  enseñanza  y  el  aprendizaje  pueden  entrar  en  la  formación,  pueden  ser  soportes  de  la  formación,  pero  la  formación,  su  dinámica,  este  desarrollo  personal  que  es  la  formación  consiste  en  encontrar  formas  para  cumplir  con ciertas tareas para ejercer un oficio, una profesión,   un   trabajo,   por   ejemplo.   (Ferry, 1997,  pp.  53-54).  Ferry  concibe  la  formación  como un trayecto que atraviesan los maestros y  profesores,  durante  el  que  transitan  por  diferentes   experiencias   e   interactúan   con   diversos  cuerpos  de  conocimientos,  enfoques  y    personas.    Para    el    autor,    todas    estas    experiencias   son   formativas   y,   por   eso,   la   preparación  profesional  no  puede  explicarse  a partir de una sola de ellas.

Rememorando los inicios de mi formación de nivel inicial, aparecen en mi mente algunos recuerdos algo borrosos, en los que recuerdo cómo  disfrutaba  de  las  diversas  propuestas  lúdicas-recreativas  que  caracterizan  a  esta  etapa  educativa,  entre  ellos,  talleres  que  nos  enseñaban cocina, dibujo y otros juegos.

Mis   recuerdos   más   consolidados   de   la   etapa   escolar   comienzan   en   la   educación   primaria. Corría el año 1994 y comenzaba mis estudios primarios en el Colegio Salesiano Don Bosco, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina. La vida llevó a mi familia a vivir en la  Patagonia,  Argentina,  temporalmente  por  motivos laborales de mi padre. Recuerdo como si no fuese hace tanto tiempo el primer día de clases,  mi  padre  Roberto  me  acompañó,  la  maestra que tenía en ese entonces, Mercedes se  presentó  y  nos  contó  un  poco  sobre  la  escuela  y  dándonos  una  cordial  bienvenida.  Al  entrar  al  aula  de  primer  grado,  mi  padre  acomodó  mi  mochila  colgándola  de  la  silla  a  mis  espaldas,  una  de  las  pocas  veces  que  recuerdo  a  mi  padre  acompañándome  a  la  escuela.  En  los  siguientes  años  de  la  escuela  adoptaría  esta  forma  de  colocar  la  mochila  en la silla al ingresar en cada aula dónde tuve clases.

Los  cambios  de  etapas  siempre  han  sido  procesos de adaptación en mi vida. El ingreso a  primer  grado  fue  una  nueva  experiencia,  comenzando  la  vida  escolar  en  una  ciudad  desconocida  hasta  ese  entonces.  Recuerdo  los   inviernos   nevados   subiendo   o   bajando   las  escaleras  con  mucha  precaución  porqué  estaban   congeladas   por   el   hielo.   Allí   en   Bariloche   tuve   la   oportunidad   de   hacer   algunos amigos, con quienes, a lo largo de los años, mantuve contacto por medio del correo postal  cuando  regresé  a  vivir  a  la  ciudad  de  Santa  Fe,  enviando  con  entusiasmo  cartas  a  la  Patagonia  a  dos  amigos  que  hice  allá.  La  alegría  que  generaba  recibir  una  carta  en  aquellos  tiempos  desde  un  lugar  tan  lejano  era  indescriptible.  Poder  seguir  comunicados  por  correo  a  pesar  de  estar  viviendo  a  casi  dos  mil  kilómetros  de  distancia,  era  la  forma  de  mantener  la  amistad.  Luego  de  diez  años,  cuando  volvimos  de  vacaciones  a  visitar  la  ciudad de Bariloche, pude reencontrarme con estos dos amigos en el verano del 2004.

Esta     escuela     se     caracterizaba     en     aquellos  años  por  tener  mucha  disciplina  y  organización. Recuerdo como cuando tocaba el timbre, los alumnos de séptimo grado eran quienes  se  encargaban  de  cerrar  las  puertas  de los baños para que los alumnos suban a sus respectivas  aulas  a  seguir  con  sus  clases.  En  este  Colegio,  los  alumnos  al  tocar  el  timbre  del  recreo,  volvían  solos  a  sus  aulas,  sin  que  la  maestra  o  el  maestro  los  vaya  a  buscar,  se  formaba  al  alumno  desde  pequeño  en  la  autonomía.

Birgin    (1999)    sostiene    que    tanto    la    escolarización    como    el    trabajo    docente    tal   como   los   conocemos   hoy   en   día   son   construcciones    históricas,    que    justamente    dan  cuenta  de  modos  de  gobierno.  Es  en  la   organización   de   la   escolarización   y   la   pedagogía  donde  se  configura  un  campo social en el que toma forma el gobierno de los individuos (pp. 221, 222).

Años   después,   al   regresar   a   vivir   a   la   ciudad de Santa Fe, noté diferencias entre mi escuela de Bariloche y la nueva escuela en la que  continuaría  mis  estudios  primarios.  Aquí  los alumnos eran menos independientes, y al tocar  el  timbre  del  recreo,  esperaban  a  que  su maestra los vaya a buscar y los lleve de la mano  formando  una  fila  de  niños  y  otra  de niñas  hasta  el  aula.  Por  otro  lado,  la  escuela  de  Bariloche  era  una  entidad  educativa  a  la  que solo asistían alumnos varones, al llegar a Santa Fe, la escuela donde me matriculé para continuar  mis  estudios  era  mixta,  es  decir,  asistían varones y mujeres. Es en esta escuela de  la  ciudad  de  Santa  Fe,  donde  continuaría  mis  estudios  primarios  y  secundarios,  donde  también  haría  amigos  con  los  cuales  al  día  de  hoy  aún  mantengo  el  vínculo,  a  pesar  de  que la vida laboral y académica nos distanció viviendo     en     diferentes     ciudades,     pero     viéndonos de tanto en tanto.

En  la  escuela  primaria  Sagrada  Familia,  conozco  a  mi  profesor  de  Educación  Física,  el “profesor Carlitos”. Carlitos era un profesor muy   querido   en   la   escuela,   quien   estaba   en  sus  primeros  años  de  docencia  en  aquel  entonces.   Este   profesor,   siempre   lo   tuve   presente   porque   además   de   tener   gratos   recuerdos de sus clases de Educación Física y de que junto a mis compañeros esperábamos la  hora  de  Educación  Física  con  ansías,  él  fue  el  profesor  de  Educación  Física  que  tuve  desde  segundo  grado  de  la  escuela  primaria,  hasta  finalizar  la  educación  secundaria.  La imagen  que  me  quedó  de  este  profesor  es  muy positiva. Este docente nos tuvo desde los primeros años, hasta que en el cuarto grado se separaba a varones y mujeres para las clases de  educación  física,  hasta  llegar  al  último  año del secundario. En ocasiones la profesora Viviana,  hermana  del  profe  Carlitos,  juntaba  los grupos de varones y mujeres para realizar Educación  Física,  especialmente  los  días  de  lluvia, en los que realizábamos las actividades en  el  único  patio  cubierto  que  disponía  la  institución educativa.

Corría  marzo  del  año  2001,  momento  en  que comienzo a transitar la escuela secundaria, aquí el país estaba sumergido en un contexto económico y social realmente complejo. Tanto mis compañeros como yo, pudimos ver cómo en nuestros hogares repercutió la crisis, quizás éramos  niños  que  no  teníamos  demasiadas  carencias  a  nivel  material,  dejando  de  lado  cosas superfluas que quizás todo niño anhela, pero  sin  ir  más  lejos  veíamos  como  nuestros  padres pasaban de ir al supermercado y poder acceder   a   ciertos   productos   con   facilidad   a  tener  que  llevar  menos  de  la  mitad  de  las  cosas  que  se  llevaban  anteriormente  por  la  desestabilidad económica de ese momento.

Volviendo  al  contexto  escolar,  esta  fue  una  etapa  de  grandes  cambios  a  nivel  físico y  emocional,  tanto  así  que  en  la  clase  de  educación   física   el   profesor   Carlitos,   nos   tomaba diversos test que medían condiciones físicas,   así   como   también   nos   medían   y   pesaban. Yo pasé de medir 1.67 mts., mientras cursaba el primer año del secundario en 2001, a  medir  1.86  mts.  cuando  ingresé  a  segundo  año del secundario luego de las vacaciones de verano, habiendo quedado muy delgado y alto. Es aquí cuando varios conocidos y profesores me  incentivaban  a  practicar  basquetbol,  el  profesor  Carlitos  me  invitaba  a  iniciarme  en  el  rugby,  ya  que  él  era  entrenador  de  Santa  Fe  Rugby  Club  un  equipo  de  la  ciudad.  Fue  un  día  cuando  estaba  practicando  natación  en   el   club   Gimnasia   y   Esgrima   de   Santa   Fe,   cuando   hablando   con   un   hombre   que   realizaba atletismo en categoría veteranos me mencionó acerca de un club de atletismo que entrenaba  a  atletas  adolescentes  en  diversas  disciplinas  en  el  Centro  de  Alto  Rendimiento  Deportivo    de    Santa    Fe.    Es    allí    cuando    charlando con él decido un día a mis 16 años recién   cumplidos   iniciarme   en   la   práctica   deportiva  del  atletismo.  Aquí  conozco  a  mi  entrenador,  Gabriel  Cipolatti,  Licenciado  en  Educación  Física  profesor  del  ISEF  27  “César  Vásquez” de la ciudad de Santa Fe, Argentina; entrenador  de  atletismo  en  aquel  entonces,  quién me formó como deportista hasta llegar años   después   a   lograr   coronarme   como   campeón  nacional  en  categorías  sub  20,  sub  23 y una copa nacional en categoría mayores en la disciplina de salto en alto y estar becado por  la  provincia  algunos  años  por  los  logros  deportivos obtenidos a nivel nacional.

Desde     la     escuela     secundaria     es     posible     fomentar     diversas     estrategias    y    actividades    como    lo  pueden  ser  la  participación  en  juegos  inter  escolares  o  la  visita  a  diversos  eventos  deportivos  en  la  ciudad  o  cercanías  a  los  fines de   poder   conocer   los   diversos   deportes  que  pueden  practicar  en  el barrio o en la ciudad. (Rodríguez Piñero, 2021, p.59)

Pasaron  dos  años  de  mi  escolarización  secundaria en los que tuve la oportunidad de vivenciar  y  disfrutar  el  deporte  del  atletismo,  así como también de viajar a distintas ciudades para   diversas   competencias   como   atleta   federado. Se acercaba el final de mi etapa de estudiante  de  secundaria,  y  todos  estábamos  viendo   qué   carrera   seguir,   la   opción   que   más  resonaba  en  mi  cabeza  era  estudiar  el  profesorado  de  Educación  Física.  Sin  lugar  a  dudas que la práctica del atletismo y el profesor que   tenía   como   entrenador   de   atletismo   tuvieron   mucho   que   ver   con   la   decisión,   creo  que  él  fue  una  buena  influencia  para que  continúe  mis  estudios  en  el  profesorado,  ya  que  lo  veía  a  él  como  una  persona  muy  profesional,   capacitada   y   responsable.   “Es   frecuente  escuchar  en  la  sociedad  y  también  dentro  del  colectivo  docente  las  expresiones  trabajo  docente,  actividad  docente,  oficio docente;    pero    es    bastante    poco    común    asignar a nuestra tarea la expresión profesión docente”  (González  de  Álvarez,  M.  L.,  2014,  p.  23).  Este  profesor  desde  mi  perspectiva  de  un  joven  de  18  años  que  finaliza  sus estudios   secundarios   y   está   por   comenzar   una  carrera,  era  un  gran  profesional,  no  solo  sabía enseñar, sino que tenía muchos recursos teóricos  y  prácticos  para  poder  transmitir  los  conocimientos, además de que era muy bueno realizando las demostraciones de los diversos gestos técnicos de las disciplinas atléticas.

En febrero de 2006, comienzo las pruebas de  ingreso  al  ISEF  27  “Cesar  Vásquez”  de  la  ciudad  de  Santa  Fe.  Aquel  año  comienzo  a  conocer  más  de  cerca  la  carrera  que  había  elegido  y  a  descifrar  de  qué  se  trataba  el  Profesorado de Educación Física. Ese Instituto por  el  que  tantas  veces  había  pasado  por  al  lado yendo a practicar fútbol a la escuela de fútbol  del  Club  Colón  o  cuando  ingresaba  al  Centro  de  Alto  Rendimiento  que  queda  al  lado  para  entrenar  con  atletismo;  ahora  ese  Instituto  pasaba  a  ser  mi  nueva  casa  de  estudios.

Durante   el   tiempo   que   transité   como   estudiante   del   Instituto,   pude   ver   como   sostiene  el  autor  Gómez  (2005)  el  modelo  centrado   en   la   enseñanza   disciplinar.   En   este  modelo,  la  trayectoria  de  los  alumnos,  el    tipo    de    interacciones    sociales    está    fundamentalmente  centrado  en  el  acto  de  transmisión de los conocimientos disciplinares que  poseen  los  profesores,  concebidos  como  expertos en la materia.

En  el  caso  de  la  Educación  física,  estos  exámenes  incluyen  la  realización  de  pruebas  de    rendimiento    físico    en    los    cuales    la    aprobación se obtiene a partir de alcanzar un estándar  de  tipo  motométrico,  en  segundos,  metros,  o  bien  un  estándar  de  tipo  estético.  Ocasionalmente  estos  van  acompañados  de  exigencias  de  conocimientos  metodológicos  referidos a los contenidos en cuestión.

Esto era muy visible en el ISEF hace algo más de una década atrás en dónde en la mayoría de materias cuyos contenido principales eran deportes,  al  momento  de  ser  evaluados  por  los  diversos  catedráticos  en  el  desempeño  práctico,  muchas  veces  sucedía  algo  que  se  repetía  una  y  otra  vez:  Se  priorizaba  realizar  ejecuciones   en   ciertos   tiempos   y   con   una   cierta calidad de ejecución que no todos iban a lograr y no por ello significaría que seríamos capaces  o  no  de  enseñar  ese  contenido  o  metodología en el futuro a nuestros alumnos una    vez    que    estemos    graduados    como    profesores  de  Educación  Física.  En  mi  caso  no   tuve   mayores   problemas   por   ejemplo   con  las  diversas  disciplinas  del  atletismo  y  la  natación  en  cuanto  al  desempeño  práctico,  ya  que  eran  deportes  que  había  practicado  durante  varios  años,  pero  si  me  costaba  por  ejemplo  las  destrezas  gimnásticas  en  suelo,  debido   a   mi   contextura   espigada   de   1.90   metros de estatura, siendo que los gimnastas son  personas  de  estatura  baja  por  lo  que  tienen   mayor   dominio   corporal   para   este   tipo  de  destrezas.  Aquí  se  nos  exigía  a  todos  por  igual  en  cuanto  a  las  destrezas  físicas,  incluso sabiendo que no todos podrían lograr ejecutarlo  dadas  las  particularidades  físicas  de cada individuo.

Según   Aguerrondo   y   Vezub   (2011)   en   la  Argentina  podemos  ver  que  muchos  de  los  Docentes  que  dictan  clases  en  el  Nivel  Superior,  se  han  formado  en  los  Institutos  Superiores  de  Formación  Docente.  Es  decir que  gran  parte  de  quienes  dictan  clases  en  dichos    Establecimientos,    están    formando    a  estudiantes  que  van  a  obtener  títulos  del  mismo nivel de quienes los están preparando. Además,  podemos  ver  que  hay  muchas  veces  una   secundarización   de   los   Institutos   de   Formación    Docente,    entendiendo    a    este    fenómeno   como   una   degradación   de   la   calidad  educativa  en  la  que  pareciera  que  los   estudiantes   continúan   formándose   en   una  escuela  secundaria  en  lugar  de  en  una  Universidad. A raíz de ello se ve una caída del nivel académico, condición de relevancia para que estas casas de formación docente puedan tener egresados preparados.

En mi experiencia personal, pude ver cómo muchos docentes del Instituto hacían hincapié en  aquellos  tiempos  en  la  consolidación  de  una  buena  ejecución  práctica  a  nivel  motriz  y  no  reforzaban  mucho  en  los  contenidos  relacionados con la teoría, es decir, uno sabía cómo  era  el  ejercicio,  quizás  hasta  lograba  realizarlo  y  demostrarlo  a  los  alumnos,  pero  no  tenía  la  suficiente  formación  académica-pedagógica  desde  lo  teórico  para  respaldar  este conocimiento adquirido.

A  lo  largo  del  cursado  del  profesorado  pude  ir  cambiando  la  imagen  o  idea  que  tuve  inicialmente  sobre  la  carrera,  sobre  los  profesores de educación física. Algunos autores como  Schemp  y  Graver  (1993)  identifican dicho proceso con cuatro secuencias, de entre las cuales, es preciso insistir en que, en los dos primeros  momentos,  tienen  una  importancia  singular las creencias previas:

a) Previo a la formación inicial

b) Durante la formación inicial

c) Durante las prácticas de Enseñanza

d) Posteriormente en su formación permanente como maestro.

Previo   a   la   formación   inicial,   en   mis   últimos   años   de   secundaria,   pensaba   que   para  ser  profesor  de  educación  física  había  que  ser  un  buen  deportista  y  que  esto  era  necesario   para   poder   transitar   por   esta   carrera   exitosamente.   Quizás   haya   tenido   influencia   en   este   pensamiento   el   haber escuchado  lo  que  muchos  atletas  que  conocí  a  lo  largo  de  la  participación  de  diversos  torneos y viajes de atletismo contaban acerca de  la  carrera  del  profesorado  de  Educación  Física. Entre la gente del ámbito del atletismo en aquel entonces, había muchos estudiantes de   Educación   Física.   Por   otro   lado,   antes   de  ingresar  a  estudiar  esta  carrera,  muchas  personas cuando preguntaban acerca de qué pensaba estudiar luego de terminar la escuela secundaria, desaconsejaban estudiar la misma por motivos como: “Te vas a morir de hambre”, “Ganan muy mal los profesores, ¿sabías?” o “a vos  te  da  la  cabeza  para  estudiar  algo  mejor  que  eso”  “¿vas  a  encontrar  trabajo  después  como profesor de Educación Física?”. Sin lugar a  dudas  que  ante  este  tipo  de  planteos,  un  joven de 18 años se replantea si vale la pena mantenerse firme en el camino elegido.

Durante   el   transcurso   de   la   formación   inicial logré (o al menos creí) comprender en qué  consistía  realmente  el  profesorado,  así  como  también  pude  observar  que  en  varias  materias   coincidían   algunos   métodos   de   enseñanza para los diversos gestos deportivos, tradicionalmente la enseñanza metodológica siempre  tenía  la  particularidad  de  organizar  los    contenidos    didácticos    yendo    en    los    procesos de enseñanza de lo más simple a lo más complejo.

Un momento en el que mi manera de ver la  carrera  cambió,  fue  cuando  al  comenzar  el  cursado  del  último  año,  había  llegado  el  momento  de  realizar  las  prácticas  docentes  de   Educación   Física   en   el   nivel   primario.   Hasta  ese  entonces,  no  tenía  experiencia  en  la  conducción  de  grupos,  ya  que  no  había  trabajado en colonias de vacaciones o clubes deportivos  previamente.  Las  primeras  clases  como   practicante   en   la   escuela   primaria   representaron  un  gran  desafío,  en  las  que  no  me  sentía  capaz  de  superar  esta  práctica  docente,  sobre  todo  cuando  comparaba  el  grupo  de  mi  compañero  de  prácticas  con  el  mío  y  veía  que  él  que  si  tenía  experiencias  previas  y  que  le  habían  asignado  un  grupo  bastante fácil de llevar y con buena conducta, a      me   habían   asignado   un   grupo   muy   numeroso  y  caracterizado  por  niños  y  niñas  con  frecuentes  problemas  de  disciplina.  Con  el tiempo pude superar este desafío y clase a clase ir mejorando gracias a la ayuda y apoyo de  mi  compañero  y  de  un  profesor  que  me  orientó y aconsejó para mejorar en el manejo de grupos y el trabajo en la escuela primaria.

Según   Delorenzi   (2008)   históricamente,   la práctica docente en la formación inicial se ha caracterizado por una definición diferente, en  el  sentido  que  era  considerada  como  el  ámbito  de  aplicación  de  lo  aprendido  a  lo  largo de varios años de formación disciplinar. Esto  suponía  implícitamente  considerar  a  la  práctica docente, a la residencia pedagógica, como  un  apéndice  de  la  formación  teórica  previa, sin mayor espacio para la construcción progresiva  y  reflexiva.  Asimismo,  se  llevaban a  cabo  sin  relación  previa  con  los  contextos  institucionales y áulicos, en los cuales tendría lugar la acción. Esto es lo que Edelstein y Coria (1995)   denominan   impronta   formal   por   la   ausencia  del  cotidiano  escolar  como  espacio  en  el  que  las  prácticas  se  despliegan.  Esto  es  muy  notorio  en  las  carreras  de  profesorado,  sobre  todo  cuando  los  estudiantes  vienen  de  tres  o  cuatro  años  continuos  de  cursado  en  caso  de  llevar  sus  carreras  al  día,  y  al  llegar  al  último  año  de  la  carrera  se  topan  con  la  realidad escolar, la cual muchas veces difiere de  la  realidad  que  vivieron  estos  estudiantes  escasos  años  antes  cuando  transitaron  los  niveles primario y secundario.

En    mi    formación    permanente    como    maestro, puedo afirmar que ya habría pasado por una etapa determinante que fue la de las prácticas  de  pedagógicas.  Ahora  me  tocaba  tener  a  cargo  grupos  de  niños  y  jóvenes,  en  dónde  estaría  solo  y  la  responsabilidad  de  ello  era  mayor,  sobre  todo  siendo  un  joven  de  22  años  cuando  comenzaba  mis  primeros  reemplazos   como   profesor   de   Educación   Física.  Este  período  de  mi  carrera  docente  se  caracterizó   por   las   continuas   formaciones,   cursos, capacitaciones continuas y por el inicio del  cursado  de  la  Licenciatura  en  Educación  Física en la Universidad Nacional de Rosario.

La  pedagogía  universitaria  se  la  puede  clasificar   en   tres   grandes   períodos:   el enciclopedismo,   donde   vemos   a   la   clase   magistral, sin pedagogía, el didactismo, donde la dimensión pedagógica adquiere un auge, se le da gran importancia a la organización de la clase, evaluar rendimiento, el aprendizaje, etc. y  la  tecnología,  con  sistemas  de  enseñanza  a  distancia,  la  calidad  y  la  eficacia  son  las nuevas categorías de análisis y evaluación, se destaca la aparición del uso del “powerpoint” por ejemplo en las clases. (Menin, 2011).

En  mi  generación,  el  powerpoint  en  las  aulas universitarias fue moneda corriente, de hecho,  muchas  veces  los  docentes  accedían  a  enviar  por  mail  los  powerpoints  a  los  fines de   que   podamos   utilizarlos   como   guía   o   referencia  para  el  estudio  o  repaso  de  las  cátedras.

La última etapa de esta biografía escolar, se  corresponde  a  la  decisión  de  continuar  en  la  senda  de  la  formación  continua.  Una  vez  graduado de Licenciado en Educación Física en la Universidad Nacional de Rosario en el año 2013,  me  dije  a    mismo:  “no  estudio  nunca  más”.  Años  después,  en  2019  logré  ingresar  a   la   carrera   de   posgrado   de   Maestría   en   Educación Física y Deporte en la Universidad Nacional     de     Avellaneda,     Argentina.     La     decisión de continuar estudiando un posgrado tuvo  que  ver  con  la  necesidad  de  formarme  desde    lo    académico    considerando    esto    relevante debido a que habían pasado varios años  fuera  de  las  aulas  universitarias.  Esta  formación académica, en la cual actualmente estoy  en  proceso  de  desarrollo  de  la  tesis  para  lograr  la  pos  graduación,  me  permitió  no  solo  reforzar  algunas  cuestiones  teóricas,  sino también adquirir conocimientos respecto de  la  vinculación  entre  la  Educación  Física  y  el Deporte como categoría social (el deporte como  espectáculo,  como  competición,  su  rol  en  el  mercado,  su  regulación  y  normativa,  su  relación  con  el  Estado)  así  como  la  manera  en  que  el  deporte  afecta  y  es  afectado  por  otras   categorías   sociales,   tales   como   el   género,  la  etnia,  la  sexualidad  y  las  clases  sociales.  Esta  Maestría  ha  promovido  en  mi  persona el pensamiento crítico y constructivo de   la   enseñanza   como   profesión.   Durante   mis  estudios  de  maestría  surgieron  diversas  oportunidades de desarrollarme en el campo de la investigación y en la escritura de textos académicos,  los  cuales  he  ido  publicando  en  diversas  revistas  académicas  de  Educación,  Educación Física y Deporte.

 

ALGUNAS CONCLUSIONES

La    biografía    escolar    es    un    proceso    por  el  cual  los  docentes  atraviesan  y  que  definitivamente  los  configura  y  determina con    sus    buenas    y    malas    experiencias,    aprendiendo   de   ellas   y   formándose   como   personas  y  profesores.  Esto  puede  llegar  a  llevar al docente a proponerse como objetivo personal  en  la  carrera  docente  aspirar  a  ser  los profesores que hubiesen querido tener a lo largo de su propia trayectoria.

Sin dudas que los profesores de Educación Física  con  los  que  el  autor  tuvo  contacto  a  lo  largo  de  su  vida  escolar  y  deportiva,  influenciaron  directa  o  indirectamente  en la  decisión  por  la  elección  de  esta  carrera,  especialmente  los  entrenadores  de  diversos deportes   como   el   caso   del   docente   de   atletismo    que    acompañó    la    formación    deportiva y educativa del autor.

Es relevante aclarar que la narración de una biografía  escolar  tiene  un  gran  componente  subjetivo,  el  cual  es  posible  que  pueda  ser  procesado de diversas formas por una misma persona  dependiendo  la  etapa  académica  o  de  la  vida  desde  la  cual  desarrolla  y  enfoca  este proceso auto reflexivo.

Por último, es menester a lo largo de toda carrera  docente  la  formación  continua,  por  lo  que  como  profesores  debemos  aspirar  a  mantenernos  en  la  actualización  constante,  tanto   de   saberes   como   de   métodos   de   enseñanza  para  estar  preparados  para  las  demandas  y  problemáticas  actuales  en  las  que la educación se ve inmersa.

 

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